Dado que la realidad de cada persona es única, las evaluaciones psiquiátricas permiten una valoración de la situación particular en la cual es de vital importancia establecer una buena comunicación con el paciente. Considero que las etiquetas diagnósticas permiten establecer una serie de criterios generales comunes pero los tratamientos han de ser individualizados.

Mi objetivo es proporcionar un abordaje completo e integral que permita aliviar síntomas, restablecer el bienestar general y restaurar la funcionalidad de la persona. En mis consultas ahondo en la historia clínica médica y psiquiátrica, realizo una exploración psicopatológica, establezco una orientación diagnóstica y planteo un plan estratégico en el cual se puede iniciar un tratamiento farmacológico o un abordaje psicoterapéutico, realizándose revisiones de este plan en consultas posteriores de seguimiento.
La utilización de los fármacos puede resultar beneficiosa en momentos agudos para disminuir los síntomas y permitir a la persona manejar su malestar, siempre acompañado de un abordaje psicoterapéutico o una escucha activa que permita comprender el problema subyacente.

Entre los trastornos abordados se incluyen, entre otros, la esquizofrenia o los trastornos psicóticos, el trastorno bipolar, los episodios depresivos, los trastornos de ansiedad o relacionados con el estrés, los trastornos obsesivos, los trastornos traumáticos y los trastornos relacionados con el abuso de sustancias.

La medicalización generalizada de la sociedad conlleva a la cronificación más que a la resolución o prevención de los trastornos, crea efectos secundarios indeseables y limitantes a medio-largo plazo y puede generar una sensación de “no ser uno mismo” bajo el tratamiento prescrito.

Los motivos que pueden llevar a una persona a querer retirar, reducir o cambiar su tratamiento siempre han de ser escuchados y tenidos en cuenta.

Las disminuciones y retiradas de tratamientos pueden ser procesos largos y complejos en los que se pueden reactivar los síntomas previos o aparecer síntomas nuevos, a veces difíciles de tolerar, por lo que el balance entre beneficios y riesgos siempre ha de ser evaluado de manera regular e individualizada.

El consumo de sustancias psicodélicas o enteógenas esta creciendo en todo el mundo por motivos espirituales, terapéuticos, de crecimiento personal o de auto-exploración. Aunque la situación legal difiere en cada país actualmente están utilizándose de manera creciente en numerosos ensayos clínicos y trabajos de investigación rigurosos que apuntan a que son una alternativa terapéutica altamente eficaz para el tratamiento de diversas patologías médicas y trastornos psiquiátricos.

Debido a esta realidad para aquellas personas que voluntariamente han decidido utilizarlas, realizo una labor de asesoramiento, información en función de la evidencia actual y minimización de los riesgos asociados.

Ofrezco sesiones de preparación previas en las cuales valoro conjuntamente con la persona la conveniencia de vivir esa experiencia, si es buen momento vital para ello, como aprovecharla y como manejar las posibles dificultades. Si la persona está bajo tratamiento farmacológico se valorará si la mejor opción es mantenerlo, disminuirlo o retirarlo, las posibles interacciones o contraindicaciones farmacológicas, y la posibilidad de reiniciarlo posteriormente si fuera preciso. Después de la experiencia, la integración de la misma puede ser importante para un mejor entendimiento y aprovechamiento en la vida diaria y necesaria en caso de experiencias difíciles o traumáticas.